A menudo no estamos en el momento presente, pero entonces ¿Dónde estamos? La respuesta es bastante simple: en nuestra mente, estamos en el pasado, “ayer hice tal cosa” o “la semana pasada debería haber hecho esto en vez de aquello”. O en el futuro: “tengo que hacer esto”, “¿Y si sucede tal cosa?”. Podemos decir que pasamos mucho más tiempo en el pasado y en el futuro, que en el presente; estamos físicamente en el presente, pero nuestras mentes usualmente están en el pasado o en el futuro, en asuntos relacionados con esos espacios de tiempo. Como dice Jon Kabat-Zinn: “Es como que el momento presente está siendo apretado en el centro; el momento presente tiene que competir con una gran cantidad de peso proveniente del pasado y del futuro”.

Y esto lo hemos estado haciendo desde hace mucho tiempo en nuestra vida. Pero la atención podemos dirigirla hacia un punto específico, tal como hacemos con una linterna; cuando queremos ver bien algo en un sitio con poca luz, encendemos una linterna y la dirigimos hacia eso que queremos ver bien. Y con nuestra mente, ese “punto” puede ser, por ejemplo, nuestra respiración, o un libro, o la conversación que estamos teniendo con alguien, no importa qué, lo que es importante es que sea deliberadamente, conscientemente. Dirigir nuestra atención a algo seleccionado por nosotros mismos nos sirve como ejercicio para entrenarnos a dirigir nuestra mente hacia donde nosotros queremos, no hacia donde la mente nos lleve. También nos sirve como un “ancla” para ayudarnos a regresar nuestra atención a donde queremos cuando nuestra mente empiece a divagar y nos demos cuenta de eso. Es un recurso que nos conecta o nos reconecta con el momento presente.

Pero, muy importante, no se trata de tratar de eliminar los pensamientos sobre el futuro o el pasado, porque perderíamos la capacidad de establecernos metas energizantes y de disfrutar de hermosos recuerdos. No hay necesidad de tratar de hacer eso, pero es muy importante ampliar el espacio y la atención al momento presente.