Ahora es un buen momento para empezar a practicar mindfulness

La rabia, el miedo y el dolor siempre han estado presentes en nuestras vidas y afectan la forma como trabajamos, pero rara vez tanto como durante una pandemia mundial. El mindfulness es una de las herramientas más accesibles a nuestra disposición para hacer frente a estos sentimientos y mantener la productividad.

Un error frecuente que escucho cuando hablo sobre mindfulness es que tiene como objetivo desapegarse de los sentimientos. Este es un malentendido potencialmente dañino ya que el mindfulness puede más bien ayudarnos a ponernos en contacto con nuestros sentimientos y a superar nuestra tendencia a eludirlos. Esto es perjudicial para nuestra salud y bienestar y para nuestras relaciones.

Para evitar los sentimientos tendemos a suprimirlos, rechazarlos o huir de ellos distrayéndonos, viendo televisión o en las redes sociales. Pero la evitación no elimina los sentimientos que no quisiéramos tener y, por el contrario, puede generar otros sentimientos o conductas inadecuadas. El sentimiento de rabia por las limitaciones que nos impone la pandemia puede buscar salida en rabia hacia una persona cercana, hacia figuras de autoridad o hacia encargados del orden público.

Otro caso es la tristeza, que puede indicarnos que necesitamos afligirnos por algo y dejarlo ir. Uno de los errores más grandes es no dejar suficiente espacio para llorar una pérdida. Permitirnos a nosotros mismos, a nuestros equipos de trabajo y a nuestras organizaciones un espacio para el duelo no significa atarnos a lo que ya no está, sino que puede ayudarnos a dejar ir y abrir espacio para lo nuevo.

La práctica del mindfulness puede permitirnos entrar en contacto con nuestros sentimientos y resolverlos de manera productiva. Estas tres estrategias para lidiar con los sentimientos pueden ayudarnos antes de que afecten nuestra salud, nuestro trabajo y nuestras relaciones:

– Sentir el sentimiento, sin juzgarlo, ni tratar de controlarlo. El primer paso es comprender qué es lo que estamos sintiendo y hacerlo consciente. Muchas veces ni siquiera sabemos qué sentimientos estamos trayendo a una situación determinada. Las investigaciones han demostrado que expresar nuestros sentimientos con palabras específicas puede reducir la ansiedad o el estrés causado por alguna experiencia.

– A lo largo del día, cuando si nos sentimos frustrados, ansiosos o tristes es conveniente encontrar un momento para hacer una pausa. Comenzamos con una respiración consciente y tratamos de ponerle nombre a lo que estamos experimentando. Luego veamos si el sentimiento está afectando de alguna manera nuestro cuerpo. Y no intentemos hacer algo por cambiar lo que estamos sintiendo, simplemente lo observamos, aunque nos duela. Una vez que dejemos de resistir el sentimiento y le prestemos la atención adecuada, usualmente se disipa.

– Dejemos la historia, no el sentimiento. Nuestras mentes son máquinas generadoras de pensamientos y rápidamente se nos ocurren todo tipo de explicaciones para nuestros sentimientos: culpar a otra persona, construyendo razones por las que debemos sentirnos así y muchas otras. El mindfulness nos permite darnos cuenta de que, si bien algún evento externo puede haber sido el desencadenante de esos sentimientos, es nuestra interpretación la que usualmente los causa. Dejar de lado la historia, no el sentimiento, nos permite abordar la situación con curiosidad, con mayor objetividad, y aprovechar la energía que está detrás del sentimiento para salirnos del pasado y ver las oportunidades del presente.

Autor: Mattias Birk – Profesor en la Universidad de New York y del Programa Ejecutivo de la Universidad de Columbia.

Artículo publicado en Harvard Business Review – Enero 27, 2021

Edición y traducción por Gerardo Tálamo, Ph.D.

Gerardo Tálamo
Psicólogo, M.Ed., Ph.D.
Tutoría en Mindfulness, Coach Ejecutivo Certificado, C.C.L. Coaching Basado en Mindfulness