Actitudes fundamentales del mindfulness 3: No luchar – Generosidad – Gratitud

NO LUCHAR

El solo nombre de esta actitud puede generar desconcierto, más cuando vivimos en una cultura que induce a que seamos “luchadores”, una cultura que fomenta más el “hacer” que el “ser” y nos induce a luchar “a brazo partido” para alcanzar cualquier meta que nos hayamos propuesto. Y la Real Academia Española incluye en su definición de “luchar” términos como “pelear”, “combatir” y “disputar”.

Cada una de las actitudes fundamentales del mindfulness desarrolladas por Jon Kabat-Zinn descansa en cada una de las otras e influye en cómo cultivamos las demás. Cuando cultivamos la aceptación en casos de dolor crónico o depresión, con mindfulness miramos el dolor y la tristeza no como una lucha para liberarnos de ellas y si la optimizamos con la paciencia aún mejor. Luchar, por el contrario, añade al dolor físico un agotamiento causado por el agobio que nosotros mismos añadimos al síntoma.

En la práctica del mindfulness el concepto de no luchar está estrechamente vinculado con la práctica de la meditación. La meditación mindfulness se ubica en no hacer mientras se practica, no se tiene ninguna otra meta sino la de ser uno mismo; es un tiempo para el practicante en el que lo que se busca es, simplemente, tener plena consciencia del momento, sin ningún elemento de lucha para alcanzar una meta. No es necesario luchar, sentimos lo que sentimos, oímos lo que oímos, olemos lo que olemos. Y, por otra parte, podemos tener consciencia de algún dolor o molestia física, reconocemos los pensamientos que tenemos, dándonos cuenta de lo que son, de su contenido, sin dejar que nos alejen de la atención consciente.

Las palabras de Jon Kabat-Zinn ilustran el sentido de no luchar: “Mindfulness nunca es sobre hacer algo perfectamente, porque no es sobre hacer o alcanzar nada. Es sobre permitir que las cosas sean como son, descansando en la conscientización y luego actuando apropiadamente cuando se nos pida. El silencio, escuchar profundamente y no luchar son respuestas a veces muy apropiadas en momentos particularmente difíciles, no huyendo en absoluto, sino abriéndonos hacia las cosas con claridad y buena voluntad, aún hacia nosotros mismos.”

No luchar no es cobardía, ni comodidad, ni holgazanería, es darnos el tiempo suficiente para observar con curiosidad científica lo que tenemos por delante, para entender, para darnos oportunidad de observar el momento integralmente, sin juzgar, con paciencia, con confianza, dejando ir aquello a lo que nos apegamos -sea negativo o positivo-, con aceptación. Establecer una lucha nos aleja del ser y nos lleva al hacer, a un hacer que se convierte entonces en un fin en sí mismo.

GENEROSIDAD

Las investigaciones sobre este tema han encontrado una relación entre empatía y generosidad al observar que utilizamos la misma parte del cerebro para ambas tareas; entonces, las personas que sienten una alta empatía por otras personas también tienen tendencia a ser generosos. Richard Davidson, un importante investigador que ha dedicado mucho esfuerzo al estudio de los cerebros de personas que cultivan la compasión y otras actitudes propias del mindfulness ha encontrado que la mejor manera de activar los circuitos cerebrales relacionados con las emociones positivas es mediante la generosidad.

El Proyecto de la Ciencia de la Generosidad de la Universidad de Notre Dame en Estados Unidos define la generosidad como “la virtud de dar cosas buenas a otros libre y abundantemente”. El mindfulness va más allá de “actos de generosidad” hacia el desarrollo de una “actitud de generosidad” que incorpora también respeto y humildad.

Dentro de la generosidad también podemos dar tiempo, atención, compañía, motivación, afecto, reconocimiento. Y también es darnos cuenta cuando negamos generosidad; cada día hay oportunidades de practicarla.

Las prácticas meditativas de la bondad amorosa nos ayudan a cultivar la generosidad y aquí la investigación también ha encontrado que estos ejercicios contribuyen a la reducción del estrés, alivian la depresión y generan bienestar y actitud positiva.

La Organización Mindful sugiere estas cinco maneras de fomentar la generosidad:

La señal de “pare”: cuando al conducir nos encontramos con una señal de “pare” o la luz roja, tomamos esos segundos para desearle el bien a alguien. En la fila del supermercado: cuando estamos esperando en fila, sonreímos amablemente con quien tenemos cerca y si surge una conversación escuchamos con atención. Conectar con alguien en necesidad: establecer la intención de responder con bondad cuando nos encontramos con alguien que nos pide ayuda, preguntarle cómo está, cómo se siente y, si es el caso, dar alguna ayuda material. Al sentarte en el transporte colectivo, practica mentalmente la bondad hacia tus compañeros de camino deseándoles en silencio: que seas feliz, que estés seguro, que estés libre de daño, que puedas vivir en paz. Escucha la señal: utilizar recordatorios del teléfono inteligente para enviar pensamientos bondadosos a quienes te importan. La gratitud es una manera de proteger tu mente de quejarte constantemente y de ver lo negativo en las cosas.

GRATITUD

La generosidad y la gratitud fueron agregadas posteriormente por Jon Kabat-Zinn a sus iniciales 7 actitudes fundamentales del mindfulness y han sido incorporadas en la investigación por importantes académicos como Martin Seligman, creador de la Psicología Positiva. Algunos de los hallazgos de las investigaciones muestran efectos positivos de la gratitud en la salud y bienestar mental y emocional de los que la practican. Una de ellas muestra que estas personas tienden a tener una actitud más positiva en la vida y menos tendencia a permanecer en la negatividad.

Evidencia científica reciente indica que personas que practican la gratitud y agradecen por las cosas buenas que tienen en su vida tienden a ser más felices y menos deprimidas.

Una de las interpretaciones de este estudio es que las personas al observar y comunicar las cosas por las que están agradecidas mueven su atención hacia fuera de las emociones tóxicas, tales como el resentimiento y la envidia.

Otro estudio que usó equipos de resonancia magnética funcional del cerebro encontró que quienes mostraban sentimientos de agradecimiento presentaban actividad en las regiones cerebrales asociadas con la comprensión de las perspectivas de otras personas, empatía y sentimientos de alivio. Esta también es un área del cerebro que está conectada masivamente con los sistemas del cuerpo y del cerebro que regulan las emociones y apoyan los procesos de alivio de estrés.

Un ejercicio fácil para cultivar la gratitud es identificar al final del día aquellas cosas por las que nos sentimos agradecidos y escribirlas. Si nos parece difícil, puede ser porque sentimos que solo lo más notorio y extraordinario es por lo que debemos agradecer. Pero al poner atención a nuestro día con actitud de agradecimiento identificaremos cada vez más cosas por las que estar agradecidos.

La gratitud es una manera de proteger tu mente de quejarte constantemente y de ver lo negativo en las cosas.

Con esta entrega termina la serie titulada “Las 9 actitudes fundamentales del mindfulness” presentada por Jon Kabat-Zinn.

Gerardo Tálamo
Psicólogo, M.Ed., Ph.D.
Tutoría en Mindfulness, Coach Ejecutivo Certificado, C.C.L. Coaching Basado en Mindfulness